miércoles, 16 de agosto de 2017

Un cuento

Esto es un fragmento de una obra en proceso, son cuentos individuales enmarcados en una historia con contexto de postguerra y ciencia ficción. 

En aquel momento Aurora solo podía tener la cabeza fría, no sentía otra cosa, nunca le había dado miedo la sangre sin embargo nunca había probado a hacer lo que iba a hacer en piel humana. El niño estaba llorando y temblando, sabía que si se acercaba el niño se resistiría y sería mucho peor.Aurora se acercó muy despacio, se sentó en el suelo a su lado y le cogió de la mano. La herida que el niño tenía en la pierna continuaba sangrando.

―¿Quieres que te cuente una historia?


"Una vez me encontré a un gato callejero en un parque, yo estaba comiéndome mi almuerzo tranquilamente en mi descanso de trabajar, la verdad es que prefería estar fuera y disfrutar un poco del sol que encerrada en mi oficina. Aquel gato me miró y yo adoraba a los gatos así que lo llamé. Pero aquel gato salvaje no confiaba en mí así que ni siquiera se me acercó, simplemente se quedaba mirándome desde la distancia."


El niño había dejado de temblar. Aurora cogió su hilo negro y su aguja. Aquel niño había caído hipnotizado por la historia y la miraba atentamente.


"De repente un trozo de comida se me cayó al suelo, el trozo rodó y el gato lo miró con avidez. De un salto el gato ya estaba a mis pies y devorando con gusto aquel trozo de comida. A mí me dio pena y a pesar de que tenía aún más hambre le di la mitad de mi comida. Después de comer me gustaba quedarme leyendo un poco hasta que terminara mi descanso pero aunque ya no quedaba comida aquel gato no se apartó de mi lado. Descubrí que era un gato muy noble, se dejaba acariciar, se frotaba contra mis piernas, me olisqueaba con delicadeza y me rozaba con sus zarpas sin sacar sus garras."Aurora estaba limpiando la herida y desinfectando la aguja, preparándolo todo para empezar a coser."Desafortunadamente me tuve que ir a trabajar y aquel gato se quedó plantado en ese sitio del parque mirando cómo me alejaba.A la vuelta del trabajo decidí dar un rodeo a casa y pasar por el parque, en el mismo sitio donde estaba aquel gato. Algo dentro de mí tenía la esperanza de que ese gato me hubiera estado esperando en el mismo sitio en el que lo dejé. Pero cuando llegué a aquel banco el gato ya no estaba. Claro, es un gato callejero, pensé, ellos no quieren a nadie, tienen su propia vida, es imposible domar a un gato. Pero antes de atravesar el parque escuché un ruido que me alertó, era un chillido desgarrador. Miré al rededor y busqué por todas partes el origen de ese chillido y lo que vi me heló la sangre.Un grupo de niños de unos trece años tenían cogido a aquel gato por el cuello, pero el gato no se defendía, no se retorcía, no bufaba, no hacía nada. Aquel gato se había resignado a vivir, los miraba con unos ojos que suplicaban mátame, acaba con mi existencia y así acabará todo este dolor.


La razón por la que el gato estaba chillando era porque los niños le estaban quemando la cola con un mechero y el gato maullaba de dolor. Yo me acerqué muy enfadada dispuesta a decirles cuatro cosas a esos niños, reñirles por jugar así con la vida de un ser vivo. Incluso en el fondo deseé un mal muy grande para ellos, que le hicieran lo mismo que le estaban haciendo a ese pobre gato."Aurora estaba terminando de coser la herida."Pero entonces vinieron los padres de aquellos niños. Al ver lo que estaban haciendo solo dijeron: soltad eso que nos vamos ya a casa. Y así lo hicieron, los niños soltaron al gato y se fueron con sus padres. No miraron atrás, no hicieron nada más. Simplemente, se fueron."


Aurora se limpió las manos de sangre con un trapo mojado en agua y miró al niño que aún continuaba observándola atentamente.


―¿Y qué pasó con el gato?―El niño se había olvidado completamente de su herida, ya cosida, y sacó fuerzas para seguir preguntando.


"Yo me quedé totalmente petrificada, claro, los niños no podían ser así de crueles porque sí. Un niño no aprende lo que es el odio, la crueldad y la intolerancia él solo. Un niño solo aprende observando e imitando y si no se le ponen límites crecerá como un arbusto salvaje sin podar, llegando a ser venenoso, pudiendo incluso matar con el roce de sus hojas. En aquel momento lo comprendí. Ojalá esos niños vieran otros modelos a seguir, ojalá esos niños vieran como alguien levanta a una señora que se ha caído en la calle, ojalá vieran como otro niño comparte su merienda aunque sea de su dulce favorito, ojalá vieran como le ceden el asiento en un autobús a una persona mayor y se cuestionen, que se cuestionen por qué ellos no hacen esas cosas, y que si alguna vez están en un apuro si les gustaría que personas como esas los ayudaran. Decidí que yo quería ser uno de esos modelos y que si alguna vez ayudara a alguien a comprender mínimamente lo que siento ya sería la persona más feliz del mundo por ello.


Me agaché y me acerqué al gato, el gato me rehuyó, desconfiado, pero estaba tan débil que no podía irse a ninguna parte. Lo cogí en brazos y lloré, lloré de impotencia y de pena. Cuando alcé la vista lo vi, uno de los niños que había estado maltratando al gato había vuelto a coger la gorra que se le había caído y estaba tirada en el suelo. El niño se quedó mirándome y yo no le pude decir nada porque ya no estaba enfadada, solo triste. Juraría que la cara de aquel niño había cambiado por completo, ya no tenía esa cara de placer que puso cuando estaba maltratando al gato, su cara era de un total desconcierto y algo de arrepentimiento. Y se marchó."


―¿El gato se puso bien? ―preguntó el niño.

―Sí, y fue muy feliz viviendo conmigo. ―dijo Aurora.
―¿Y aquel niño estaba arrepentido de haberle hecho daño al gato?
―No es tan fácil. Ojalá las personas cambiaran con solo un pequeño gesto. A lo mejor aquel niño sintió un poco de arrepentimiento pero estoy segura que después se convenció de que era solo un juego. Que solo estaban jugando.
―¿Y cómo cambian las personas?
―Con el tiempo. Y con la experiencias. Por ejemplo, seguro que tú a partir de ahora te conviertes en un niño muy valiente. Vamos a buscar a tus padres ¿vale? 

Aurora se apartó un poco de aquel niño. Las manos aún le temblaban, era la primera vez que le cosía una herida a alguien. Pero eso no podía bastar, necesitaban ayuda médica cuanto antes. No sabían cuánto tiempo podrían aguantar en esa situación. 




domingo, 6 de agosto de 2017

¿Me despertarás?

Amanece en la habitación del hospital. Alguien abre las persianas poco a poco para que entre la luz por las estrechas rendijas de las ventanas. Otra persona se revuelve en su cama de hospital, tiene la vía puesta y se ve que está claramente incómoda.
"Buenos días dormilona, ¿te encuentras bien hoy?"
"Eso creo, no me duele nada. Aunque quizás sea por la cantidad de drogas que he tomado"
"Bueno, bueno, no seas exagerada"
"¿Hoy tampoco te has ido a dormir a casa?"
"No. No te preocupes, esta tarde me iré a darme una ducha. Además, si no estoy yo aquí quién va a despertarte"
"Gracias"

Las enfermeras entran y salen de la habitación, el médico viene una sola vez y desaparece. Visitas a la tarde, intentos de risas, manos que acarician y besos en la mejilla. Cartas que duermen en la mesita esperando a ser leídas. Y cae la noche.

"Entonces ¿quién ha venido a verte hoy?"
"Mis padres. Dicen que hables con ellos si quieres descansar e irte a casa"
"No me voy a ir a ningún lado ¿Y esas cartas?"
"Me las han traído ellos. Son de amigos"
"¿No las vas a leer?"
"No. Si lo hago me pondré triste"
"Pero si no lo haces se pondrán tristes ellos"
La chica se incorpora en su cama de hospital y alarga la mano para coger una de las cartas.
"Será mejor que ahora te vayas a dormir. Es tarde".
"¿Me despertarás?"
"Sí"
"¿Me lo prometes?"
"Te lo prometo"

Sucesos de días programados y estables, lo mismo día tras día como si se tratara de una rutina imparable. Todas las noches, todas las tardes en las que se quedaba dormida ella siempre le preguntaba ¿me despertarás? obtenía un sí por respuesta y se quedaba profundamente dormida gracias a la medicación.

"Estoy muy cansada"
"Duérmete. Yo estoy aquí contigo"
"¿Me coges de la mano?"
"Claro"
"Qué extraño. Nunca en mi vida he estado así de cansada"
"Duérmete"
"¿Me despertarás?"
"Sí"
"¿Me lo prometes?"
"Te lo prometo"

Una historia o un sentimiento

Yo empecé a escribir porque lo que quería era transmitir sentimientos, para mí la historia siempre ha sido algo secundario, un efecto colateral para conseguir mi propósito.

¿Qué clase de escritora soy?

Si abandono la historia en pos de los sentimientos, cuando lo que quiere y ha querido siempre el ser humano ha sido escuchar una historia, cuando el esqueleto de la narrativa ha sido y siempre será la estructura de una historia.

Algún día tendré un sentimiento tan fuerte que quiera transmitir que la historia no podrá hacer otra cosa que arrodillarse ante ellos. Por ahora, seguiremos esperando.

viernes, 4 de agosto de 2017

La verdad de este mundo

Ojalá alguien me hubiera dicho que en el mundo habría personas que me odiarían, personas a las que no les gustase lo que hago. Ojalá alguien me hubiera dicho que en este mundo es difícil triunfar a la primera.

Ojalá ese alguien también me hubiera dicho que aunque otros me odiasen habría gente que me amaría tanto, que por cada persona que odie lo que hago dos lo amarían y que, aunque no consiga las cosas a la primera siempre hay segundas oportunidades.

miércoles, 19 de julio de 2017

Una despedida

Aquel día no iba a vestir de negro. Él no lo hubiera querido así. La chica se ajusta su falda blanca y se coloca por encima una chaqueta de punto marrón claro ¿y qué es lo que se debe llevar en estos casos? ¿Cómo puede uno vestirse para lo peor? La chica sale de casa sin hacer ruido, en completo silencio, sin embargo suenan sus tacones golpeando ligeramente el mármol del suelo. En la puerta espera su padre. Ambos entra en el coche. Su padre conduce en silencio.

"No te preocupes. Él está en un lugar mejor ahora". El padre rompe el silencio.
"No me preocupo, aún siento como si él nunca se hubiera ido".

miércoles, 24 de mayo de 2017

Último baile

Suena,
ese sonido que se establece entre lo indefinido
y la iridiscencia de tus ojos.

Suena,
el mal viviendo de las hojas
que se mecen por una extraña brisa incognoscible.

Que se pierde... entre los sonidos de la gran ciudad.

Suena,
ese paseo contigo, ese baile ronco y sordo
ese que nunca llegamos a intentar.

Me pierdo... en la torpeza de tus pies
y recuerdo ese momento como si fuera la última vez.

Suena,
la música a través de los altavoces,
y yo te estaba mirando
y tú me mirabas a mí.

Como si no hubiera tiempo perdido entre los dos
entre esas paredes que quieren hablarte
y tú no las escuchas.

Porque suena... la música a todo volumen
y tú te encuentras encerrado en ti mismo
porque quieres huir de ti.

Quiero bailar toda la noche,
sin sentido ninguno, gritar, saltar y perderme
en un mundo que no es cruel, y desciende de los infiernos.

Quiero que no se tema a la música,
como se teme a la muerte,
como se teme al dolor,
como se teme a la pérdida.

Quiero vivir, cerca de la música
y no tenerle miedo,
nunca,
nunca más.

Permíteme, disfrutar esta última canción contigo
Permíteme, que te coja de la mano
y que no diga nada.

Simplemente quiero que escuchemos juntos el mar,
quiero que escuchemos juntos el sonido,
del viento,
de las hojas,
de una voz que llega a notas altas y graves y agudas y bajas
y troncadas en un universo que no responde.

Quiero que seas la música de mis palabras
y yo su mera mensajera.

Quiero vivir sin miedo, a caminar por la noche
coger un autobús sin mirar hacia los lados
quiero caminar sin apretar el paso y disfrutar del camino.

Quiero una vida sin miedo.
...
Queremos una vida sin miedo.
...

Ojalá. 

martes, 9 de mayo de 2017

...

Las nubes se quieren derretir en el asfalto
han encontrado un charco donde agarrarse.
Vapor y agua y nube, cielo rosa descompuesto,
naranja mandarina y azufre de loco infierno.
Fuego en los ojos y en esa mirada solitaria
acompaña en compás al amanecer tardío
morado, violeta, encarnado hambriento 
...
y muerto de sed.

No complace a nadie, ni a nada, ni siquiera a tus ojos
...
que aún están por despertar.
Y a tu boca, que dice, que jamás volverá.